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Publicado en la web un calendario con los eventos organizados en el MAS.

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Noticias

Reapertura del MAS

El MAS reabre sus puertas después de las obras de reforma con una selección de sus mejores obras.

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Travesía (2011)


Travesía

Comisarios: Salvador Carretero Rebés, Belén Poole Quintana, Isabel Portilla Arroyo.
Textos: Salvador Carretero Rebés, Ana Álvarez González, Alicia Riva Gómez.

El artista no es el único que consuma el acto de creación, pues el espectador establece el contacto de la obra con el mundo exterior descifrando e interpretando sus profundas calificaciones para añadir así su propia contribución al proceso creativo.

(Marcel Duchamp, en El proceso creativo)

Una Travesía constante y siempre inconclusa es la que se desarrolla a través de la colección del MAS, en general, y de su "ExpoColección" o  presentación pública temporal, en particular: objeto y sujeto son los protagonistas de esta travesía. El MAS dedica por entero la Planta 3 a la Condición Femenina y la Planta 2 al diálogo Ciudad-Naturaleza: distintos microrelatos inherentes al ser humano, a sus inquietudes y problemáticas que son desarrollados en ámbitos perfectamente diferenciados. La escalera es elemento de unión y se identifica a una particular ascensión a un especial Gólgota. Todo ello es un homenaje a Marcel Duchamp (1887-1968), figura clave del arte del siglo XX. El MAS, como espacio de reflexión y difusor del arte y la cultura moderna, contemporánea y actual, ha realizado un diseño expositivo a modo de “guiño” sobre dos de sus obras más importantes y de referencia: El Gran Vidrio y Étant Donnés. Las 250 obras seleccionadas para esta ocasión son propiedad del MAS contando con el apoyo del depósito temporal de una veintena de piezas del Gobierno de Cantabria (Consejería de Cultura), del Museo Nacional Reina Sofía de Madrid (MNCARS) con quien el MAS tiene suscrito un convenio, del Museo del Prado y de coleccionistas privados de Cantabria.


El MAS dedica la Planta 2 al diálogo entre la Ciudad y la Naturaleza. La expocolección Travesía parte desde el epicentro de nuestro cotidiano existir: la ciudad. Ésta se presenta en sus múltiples facetas, desde diferentes perspectivas, materializada bajo distintos visores y maneras de hacer. Individualmente cada pieza mantiene su alegato personal en el entramado de miradas que ofrece una misma temática. Las obras dialogan entre sí tejiendo nuevamente una visión transversal e intemporal, en este caso de la Ciudad y de su relación con el ser humano conformando una gran instalación. Artistas internacionales conviven en este montaje con obra de artistas nacionales, donde los talentos se entremezclan. Las pulsiones que inspiran al artista son universales y el entorno en que habitamos es una constante. Al fondo nos encontramos la Naturaleza con mayúsculas. Un espacio en el que se enraízan y entrelazan obras de características dispares entre ellas y que sin embargo comparten la Naturaleza como nexo común, naturalezas reales, oníricas, boscosas, marítimas, cercanas y algunas irreconocibles, se dan lugar con un cómo, cuándo y dónde, que requiere una total complicidad por parte del espectador. La sala es en realidad un alegato en defensa da la naturaleza en general y del Amazonas en particular contra la sinrazón del ser humano, su uso y explotación, al tiempo que instalación transversal y nuevamente descentralizadora.

El MAS dedica por entero la Planta 3 a la Condición femenina. La primera estancia es la más reivindicativa y sórdida. En ella se reúnen aspectos comprometidos como la violencia de género o la fragilidad de la libertad, la utilización estética que se ofrece del cuerpo femenino, la lucha por los derechos civiles... La sala es un grito contra ejemplos sangrantes y llamativos que son abordados por artistas –mujeres y hombres- con el anhelo de hacer reflexionar a la sociedad contemporánea. En el segundo ámbito se evidencia aun más el homenaje a Duchamp (El Gran Vidrio y, especialmente, Étant Donnés). La última sala preserva una esencia más positiva, con claros mensajes optimistas. Obras en las que la mujer adquiere poder e intimidad propia. Un espacio en el que se dan cita piezas sobre muy diferentes soportes, desde la instalación a la pintura, dibujo, grabado, pasando por la fotografía, con una esencia particular de dulzura que hace de este espacio una experiencia mágica. Siempre y en todos los casos, la participación del visitante, de cada visitante, hará la lectura diferente, consumando así infinitos actos creativos, la continuidad del proceso creativo del propio artista, llevando a cabo su propia contribución, abierta e inconclusa, duchampiana, en perpetua travesía.

 

“Definitivamente inacabada”, es el estado de una colección, en constante trans-formación y r-evolución, con un sentido y una sensibilidad. Su presencia física nos vuelve a plantear nuevas y complejas cuestiones, o las de siempre, provocando infinidad de lecturas, siempre diferentes, siempre interpretables. Y es que la expocolección del MAS, denominada Travesía, es espejo y consecuencia de la paulatina y constante evolución de la institución durante las dos últimas décadas. Se comprende así su compromiso museográfico y artístico que, en definitiva, ha convertido al MAS en un ejemplo atípico en el panorama museístico español pasando de ser un museo horizontal y lineal, local y regional, a otro de carácter trasversal, moderno, activo y creativo, nacional e internacional. El talento artístico nacional e internacional, de ayer y de hoy, se marida de acuerdo a ejes narrativos en los que también encontramos presente el talento artístico cántabro. Esta descentralización integrada cántabra también es fundamental en el concepto creativo de la expocolección con el cuidado de lo propio.

 

Muchas de las obras seleccionadas expuestas en Travesía y que son propiedad del MAS, así como otras muchas ahora en los almacenes y que irán rotando en su exhibición, emanan del trabajo que el MAS lleva a cabo al organizar sus exposiciones temporales, casi todas producciones propias, a razón de diez o doce anuales. Y, a su vez, algunas de esas exposiciones temporales, en realidad son trabajos de investigación o recuperaciones científicas de períodos o, sobre todo, de artistas cántabros (Clara Trueba, Agustín de Riancho, Casimiro Sáinz, Rogelio de Egusquiza, Francisco Iturrino, María Blanchard, Pancho Cossío, Ricardo Bernardo, Antonio Quirós, Francisco Rivero Gil, Carlos Sansegundo, Esteban de la Foz, Julio Maruri, Fernando Sáez, Ángel Medina, Enrique Gran, Gloria Torner, Martín Sáez, Juan Navarro Baldeweg, Isabel Garay, Juan Uslé, Ciuco Gutiérrez, etc.). Además de esta labor científica, se complementa con otra de carácter investigador en forma de homenajes o reconocimientos retrospectivos de artistas cántabros en activo, incorporación revisionista de grandes contemporáneos, proyectos de otros artistas más jóvenes consolidados, los que están en vías de consolidación o los novísimos (EspacioMeBAS), completando las habituales muestras temporales del MAS. Casi todas estas exposiciones temporales siempre han estado acompañadas por la edición de libros y catálogos, muchos de los cuales hoy son referencia.

 

La selección, montaje y presentación de la colección permanente posee el carácter de expocolección, puesto que se concibe con el mismo tratamiento teórico de investigación y renovación que se emplea en las exposiciones temporales, si bien, con una mayor continuidad en el tiempo. En fases anteriores se ha trabajado según la clásica concepción cronológica y académica, horizontal y lineal. En la actualidad, Travesía surca los conceptos de arte moderno, contemporáneo y actual –con dosis clásicas- en una apuesta para establecer una conversación trasversal e intemporal entre las obras y los artistas, con interpretación –en singular y en plural- que se multiplica hasta el infinito, siempre de forma diferenciadora, agitando ideas, cuestionando lo establecido y desdibujando fronteras. Se genera así un espacio de acción y pensamiento, un nuevo lugar de encuentro, donde la innovación, el desafío y el sentido crítico se ponen en directa relación con la sociedad contemporánea, donde los conceptos de complementariedad y de los opuestos juegan un papel clave en su discurso, donde la intervención y personal interpretación del visitante es crucial, parte siempre inconclusa del proceso creativo duchampiano, fusión total de objeto y sujeto.

Escalera 1

A la expocolección se accede con la ascensión de la escalera, como si se tratase de una curiosa subida a un particular Gólgota, con culminación final en un “Calvario”. En su inicio, y a lo largo del primer tramo de la escalera, nos encontramos con una obra sonora de Rui Calçada Bastos (Lisboa, 1971) titulada I.N.S.T.I.T.U.T.I.O.N.S, (2010) cuya secuencia física y material –que no es la obra en sí-, hace que nos envuelva con los acrónimos de un gran número de museos nacionales e internacionales.

 

En el rellano de la escalera, la primera sensación nos la ofrece un curioso diálogo entre Glob (2004) de Tony Oursler (Nueva York, 1957) y Self Portrait AS O.W. II,(2005) de Jaume Plensa (Barcelona, 1955). La primera pieza es una videoescultura que nos recibe hablando en un registro monótono y melancólico, con los ojos llorosos y un tono verde viscoso, con discurso triste. Oursler quiere transmitirnos la complejidad de las relaciones humanas, una visión casi existencialista de una sociedad que puede aportar lo mejor de sí misma al tiempo que lo contrario, que establece y nutre relaciones capaces de desestabilizarse en un abrir y cerrar de ojos. A pesar de todo "la vida es bella" nos cuenta Glob, este viscoso, raro e inquietante personaje, que finalmente genera sensación de ternura en nosotros.

 

Mirando a Glob se encuentra el pensador de Plensa cuyo cuerpo está formado por el peso energético de las letras/palabras que lo recubren (nombres de la literatura universal Blake, Kafka, Lorca, Neruda, etc.) al tiempo que le nutren como persona. En su vientre se halla un espacio/hueco destinado a ser ocupado por la vida, una semilla que crezca y se alimente de su interior convirtiéndose en un gran árbol, un ente de la naturaleza transformador de energía. En esta curiosa contemplación, se inicia un particular diálogo entre la ciudad y los seres que la habitan -tantas veces extraños, anónimos-, al tiempo que invita a una intensa reflexión sobre los lugares que habitamos.

 

A la izquierda se ubica la sala de proyecciones permanente del MAS, que muestra en este caso la selección de seis videocreaciones de cinco artistas. La videocreación, en sus múltiples y diferentes formatos, tuvo su máximo auge en los años ochenta del siglo XX y desde entonces multitud de artistas abordan su creatividad desde este medio y soporte. La selección posee una diferenciación de dos tipos de trabajo: uno es aquel que documenta una acción, una performance, y el otro es una videocreación propiamente dicha, en la que la obra de arte final es el video y su contenido. La selección de obras expuestas va cambiando con el tiempo, de acuerdo a las temáticas, de acuerdo al centenar de obras de este soporte que ya posee el MAS. Los seis trabajos propuestos tienen en común su temática, aunque cada artista lo aborda desde una perspectiva diferente con inquietudes bien diferenciadas, teniendo el tema de la “identidad” como nexo en común de todas la ellas, ligados al discurso de Travesía.

 

Cristina Lucas (Jaén, 1973) en La ciudad del sol (2005) indaga sobre la identidad del urbanita, trabajo producido por el MAS y que filmó en Santander, en el Mercado del Este, Plaza Porticada, Plaza de la Catedral, autobuses urbanos y cafeterías, usando como figurantes a trabajadores del MAS y del Ayuntamiento de Santander. Manu Arregui (Santander, 1970) en Sed de Infinito (2005)  nos presenta un trabajo de signo autobiográfico, narrativa tamizada por una estética romántica: la figura de la mujer identificada muy concretamente con la maternidad protectora; en su elaboración combina las prácticas más tradicionales del video con imágenes 3D, generando gran riqueza técnica en su obra.

 

Regina José Galindo (Ciudad de Guatemala, 1974) está representada por dos videocreaciones, desde las que aborda dos cuestiones muy presentes en su obra, siempre fundamentados en la condición femenina. En Recorte por la línea (2005) mediante el uso de su propio cuerpo –algo habitual en su trabajo- como protagonista de la performance, cuestiona los estereotipos de belleza actual, de perfección…, a través de los cuales la mujer está sometida, empujada o inducida por la publicidad, el marketing y los medios de consumo de la sociedad actual. En Limpieza social (2006) la guatemalteca manifiesta su clara preocupación por la realidad latinoamericana, las políticas de extranjería, el trato y la discriminación generalizada.

 

Una videocración especialmente pictoralista es la realizada por Juan Carlos Robles  (Sevilla, 1962) en Chador (2003). Se trata de una obra de esencia figurativa, protagonizada por mujeres con chador, con claro sentido crítico de la cuestión. Las imágenes son trabajadas y distorsionadas con sentido pictórico, generando aparentes abstracciones dinámicas, de una gran belleza estética, que nos lleva a la permanente discusión a la hora de pensar sobre la figuración y la abstracción.

 

Finalmente, una obra de la portuguesa Catarina Campino (Lisboa, Portugal, 1972) titulada Violet Violence (Make me up before you…) (2002), protagonizada por una joven mujer ante el espejo, ámbito donde está situado el espectador. En la intimidad de su tocador, se arregla y maquilla, hasta que la violencia de género irrumpe de forma salvaje y jamás disculpable.

Ciudad

La expocolección Travesía parte desde el epicentro de nuestro cotidiano existir: la ciudad. Ésta se presenta en sus múltiples facetas, desde diferentes perspectivas, materializada bajo distintos visores y maneras de hacer. Individualmente cada pieza mantiene su alegato personal en el entramado de vistas que ofrece una misma temática. Las obras dialogan entre sí tejiendo una visión transversal e intemporal de la ciudad y de su relación con el ser humano conformando una gran instalación. Artistas internacionales conviven en este montaje con obra de artistas nacionales. Las pulsiones que inspiran al artista son universales y el entorno en que habitamos es una constante.                      

 

Iniciamos la visita con la videocreación de Juan López (Maliaño, Cantabria, 1979) Numerosis, (2008). La pieza consiste en la documentación del reloj digital de una farmacia. Sin embargo la imagen que vemos es el reflejo que el artista aprecia desde su propia casa. La capacidad de observación del artista en su entorno inmediato, hace que esta inversión le otorgue una lectura diferente. Los números de las horas se convierten en palabras, momento en el que la imagen se detiene para que podamos leerlas.

 

Las fotografías de Bernard Plossu (Da Lat, Vietnam, 1945), Premio Nacional de Fotografía Francés en 1988, plasman momentos capturados de la nada. España 2010. Santander, muestra cuarenta y un instantáneas en blanco y negro, tomadas en nuestra ciudad y donadas por el artista al MAS. Estas imágenes responden a su estilo personal de reportero de viaje. Plossu reconfiguró este concepto con su álbum Viaje Mexicano en los años sesenta por el que es mundialmente reconocido.

 

José Pedro Croft (Oporto 1957), en la obra sin titular de 2004, parte de las premisas más puras del arte de las vanguardias para investigar sobre la representatividad del espacio, confrontando el espacio real y el imaginado, el vacío y la masa. Redefine la escultura hacia un universo poético dónde la finalidad de las dimensiones se ofrece en busca de una nueva definición. Fundamenta la obra en el uso de la chapa de metal virgen que sirve de soporte –a modo de graffiti- dando valor al patrimonio industrial que genera la sociedad actual.

 

Santiago Sierra (Madrid, 1966) se sirve de la fotografía como documentación gráfica del desarrollo de sus happening. En este caso, el artista contrata a un centenar de personas desempleadas que esconde y oculta en una conocida calle madrileña (Doctor Fourquet), un área de la ciudad con una fuerte presencia de representantes del mercado de arte contemporáneo. Estas personas permanecieron inmóviles durante cuatro horas a cambio de un reducido jornal. No es importante la calidad técnica del resultado fotográfico final y sí, sin embargo, el proceso. Sierra evita las referencias contextuales y busca entrometerse en la conciencia humana, marcando las contradicciones del sistema, siempre con un claro tinte de reivindicación social.

 

El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malevich combinado con la práctica del Land Art y el Op Art -expresión artística como juego mental-, configuran los principios básicos de las imágenes de George Rousse (París, 1947). El fotógrafo emplea una ilusión óptica, anamorfosis, a través de la cual construye un espacio pictórico irreal y efímero, reutilizando inmuebles en desuso a modo de lienzo o soporte. En lo que hoy es la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Rousse pintó un gran círculo negro que luego desapareció: la única huella final de existencia de la pieza es la fotografía, Santander I (2006), en la que el proceso y el resultado son importantes.

 

Richard Billingham (Birmingham, Reino Unido, 1970), pertenece junto a Damien Hirst o Douglas Gordon al llamado grupo Young British Artist (YBA, Jóvenes Artistas Británicos).  Black Country, 4 (2003) responde a una serie de fotografías que comienza tras ser nominado al premio Turner en 2001. “Quiero probar que puedo tomar una gran fotografía en cualquier lugar, y no hay nada que se me ocurra más ordinario que la ciudad en la que crecí”. En Night Time recorre las travesías de sus orígenes, lugares que frecuentaba mientras crecía y nuevos territorios de su ciudad conviviendo en la serie a modo de retrospectiva autobiográfica, en este caso, de forma particularmente íntima y silente, usando conceptos clásicos tomados del barroco en su fragmentación, espacial y temporal.

 

Es la ciudad de Estambul la que nos presenta Gabriele Basilico (Milán, Italia, 1944-2013), interesado en la transformación del tejido de la ciudad, de ahí su apelativo de ‘el fotógrafo del paisaje urbano’. Como fiel y epidérmico documentalista capta el espacio arquitectónico como lugar de convivencia y escenario existencial de los seres humanos. Emplea composiciones clásicas mostrándonos los edificios como si de un retrato se tratase, con su personalidad propia, su importancia en la trama constitutiva de la ciudad y en ocasiones su cercanía con propuestas de otros lugares como Berlín y Beirut, que se acercan en ciertos planteamientos.

 

Carlos Sansegundo (Santander, 1930-Palma de Mallorca, 2010), es el artista cántabro que mayor adhesión internacional tuvo con su contemporaneidad, desde el informalismo al pop art, in situ con éste movimiento, en USA y recuperado científicamente por el MAS. Se integró en varios grupos de vanguardia y bebió de todos ellos para desarrollar su propio estilo. 14th Street (2001) es una obra de síntesis neoyorquina donde los procesos de toda una carrera “el organicismo mooreniano, el cosmopolitismo norteamericano, lo neodadaísta, el pop, el mínimal, el sentido de collage, la esencia escultórica, el diseño, la sensualidad” (SCR) se funden con habilidad. Los colores vivos y nítidos rememoran a Léger y Miró, y la composición a modo de rosetón gótico, un círculo -infinitud- integrado en un cuadrado –finitud-, referencian su pasado en el Grupo Tahüll. Pero, sin duda, es el sustrato pop el que se define y el que aflora con toda su intensidad, en este caso, a modo de un rosetón moderno, una ventana al movimiento libre y festivo de una ciudad activa y dinámica.

 

Susanne S. D. Themlitz, (Lisboa, 1968) nos presenta su particular universo urbano en la serie Entre el tiempo (2010), producto de su exposición temporal en el MAS. Nuestra existencia cohabita en la ciudad con organismos que determinan nuestra condición. Estos dos caminantes aletargados, extraños seres que no han alcanzado su total desarrollo físico, se adhieren a la urbe por medio de unas botas pertenecientes al ámbito de la realidad. Estas katiuskas representan la barrera que los propios seres humanos trazamos entre nosotros y nuestro entorno. Entre ellos, claras alusiones al origen y desarrollo de la vida por medio de la semilla trepadora y la tubería conductora de agua y de sus nutrientes. Serie Nueva York (1974) condensa varias referencias de la trayectoria de Luis Gordillo (Sevilla, 1934). La ciudad de Nueva York ejerció de estimulante para el autor en los años 70, sobre todo el movimiento pop que inundaba la ciudad. El Empire State Building, actúa de base a vuelo de pájaro en esta inagotable composición sobre la que una máscara anónima va modificándose en cada repetición y que explora la variabilidad del hombre en un espectro temporal, reflejo del interés de Gordillo por el psicoanálisis.

 

A lo largo de los cuatro días que duró ArteSantander2010, el espacio dedicado a Finlandia, Müuta Jarjestys (2010), gestionado por el Colectivo Cambio al Orden (Ricardo Barbeito, Antonio Díaz Grande, Laura Escallada, Eduardo Hurtado, Juan López, Fernando Navarro, Bruno Ochaita) desarrolló el proyecto del mismo nombre. Desde allí, la caja será paseada por Santander. Todo lo que sucede en el espacio urbano queda documentado como proceso artístico, desde la creación de la caja con un formato que simula los contenedores de embalaje de obras de arte, hasta el momento en que la caja se convierte en un ente vivo que acompaña a los participantes del acto en sus tareas, en sus paseos urbanos, en sus eventos, en sus vidas, las propias y las de visitantes y espectadores que deciden hacerse parte del proceso. Éste “termina” con la donación de la obra al MAS, momento también documentado y recogido en el dossier, contenido del embalaje.

 

Las obras de la sueca Miriam Backström (Estocolmo, 1967) tituladas Set construction (1995-2002), son producto de una serie fotográfica a través de la cual configura un estudio sobre cómo representamos la realidad y la lectura o interpretación que hacemos de esas imágenes. Escenarios de series de televisión que recrean el teatro de la vida, imágenes artificiales de nuestras vidas… Realidad y ficción como conceptos permanentes siempre presentes en la sociedad. También como producto de su participación en una exposición temporal en el MAS, Irene Van Mheen (Ermelo, Holanda,1967) está bien representada en El espacio visible (2005), dibujos consecuencia de sus intervenciones espaciales en vinilos, producto del estudio de interiores arquitectónicos habitables que desarrolla espacialmente de forma generosa, en paredes, suelos y techos, desarrollando y dibujando las estructuras primarias.

 

Urban Renewal 4 (2004) de Edward Burtynsky (Canadá, 1955), es un ejemplo máximo y perfecto donde aflora con toda su intensidad la exaltación de un lugar urbano. Observamos la ciudad de Shangai (China), una vorágine de energía en cambio constante, la velocidad y una vez más el veloz paso del tiempo, la premura de la vida contemporánea, donde la memoria desaparece, donde la ficción se hace realidad, donde el testimonio no tiene importancia, no hay integración: hay eliminación y nueva adaptación, sin tiempo, sin solución de continuidad, donde lo viejo es eliminado en sustitución de lo nuevo, sin remordimiento. Ignasi Aballí (Barcelona, 1956) en Cantonades. Memlingstraat/Jan Van Eijckstraat(2003) contrapone dos tradiciones, tomando como base de esta serie el barrio de los pintores de Amsterdam, una selección de esquinas con la nomenclatura de grandes artistas de la Historia del Arte; la convergencia del camino arrastra la reflexión entre lo antiguo, los maestros y lo nuevo, el graffiti. Roland Fischer (Saarbrüken, 1958) recrea la historia de la arquitectura desde una descontextualización consciente en Serralves (2005); la Fundación de Arte Contemporáneo de Oporto es un edificio de Álvaro Siza (1933) de construcción racionalista que se descompone en una especie de composición cubista en esta fotografía, obligando de este modo al espectador a analizar la realidad, a no quedarse en mero observador; hemos de tener presente que precisamente la Fundación Serralves es el ejemplo máximo de conciliación trasversal de un edificio de ruptura contemporánea en un entorno natural cuidado hasta el mimo.

 

Como cierre de la sala -o apertura, si la visita se inicia desde aquí- se presenta un collage de arte moderno y contemporáneo de artistas cántabros en su mayor parte, guiño a la bahía santanderina y sus gentes, que trabaja con el collage que nos ofrece Plossu en el otro lado de la pared. La orografía de Santander está marcada indeleblemente por la belleza infinita de su bahía, incrustada en el acontecer urbano de su vida. Exceptuando la obra de Celso Lagar (Ciudad Rodrigo, 1891- Sevilla, 1966) que recoge un aspecto urbano del París de su momento, donde el Sena se torna clave en la participación urbana de su existencia, casi todo el resto de obras narra la habitabilidad santanderina o de un santanderino, allá donde estuviere. Gerardo de Alvear (Castillo de Siete Villas, Cantabria, 1877- Madrid 1964) pinta la Bahía de Santander desde el Alta (1927), de forma tardoimpresionista. Se recupera a Justo Colongues (1909-1981) con Amarras (1932) por donación de la familia, imagen iconográfica del duro trabajo en el puerto de Santander en los años treinta. Varias naturalezas muertas, una de Santiago Ontañón (Santander, 1903- Madrid- 1989) Naturaleza muerta (Adán y Eva) (c. 1927) y otra de Miguel Vázquez Pesquera (Santander, 1921-2010) titulada Flores, acompañan obras de Francisco Gutiérrez Cossio (Pinar del Rio, Cuba – 1898 – Alicante, 1970), comenzando por las pinturas ultraizantes Traineras (1921) –obra maestra de esta época, donde se observan las proas de las ligeras embarcaciones con sus largos remos vistas desde el dique de Puerto Chico- y Pintando las traineras (c.1920-1922). Se exponen otras dos obras de la gran etapa parisina de Cossío que tuvo lugar entre 1923 y 1932, tituladas Cartas sobre un velador (1929) -ultraizantes- y Marina (1930) en las que aboceta las formas y tiende a la monocromía comprometido con la estética de vanguardia parisina de su momento. Por último, Ventana frente al mar (1952), óleo que pertenece a su etapa madura y final, magistral obra pintada desde El Casino de El Sardinero, en donde ubica su naturaleza muerta, a través de cuyos ventanales se aprecia la playa y sus bañistas. Una última dedicatoria a la bahía es el pequeño y delicado papel titulado Puntal desde la Magdalena de Gloria Torner (Arija, Burgos, 1936), para retornar nuevamente al corazón de la ciudad de Santander a su Biblioteca Menéndez Pelayo (1983-1984) obra de María Mijares (Nueva York, 1951), ejemplo que enlaza con el nuevo realismo de la escuela americana de los años setenta y ochenta llevada a cabo de forma impecable.

Naturaleza/Amazonas

Nos adentramos en un espacio a modo de instalación, reivindicativo en defensa de la naturaleza y particularmente del Amazonas. Proponemos comenzar el discurso por la derecha, con las obras de Huber y Quirós. Stephan Huber (Linderberg, Allgaü, Alemania, 1952), presenta un paisaje titulado Tre Cime, Nord, Süd, West, Ost (2001), compuesto de cuatro fotografías en caja de luz de una cima de los Alpes. Antonio Quirós (Santander, 1912-Londres, 1984) con Perro ladrando a la luna (1935) y Chivo emisario del mal (1935), obras de influencia surrealista e impregnadas del universo poético y simbólico de Federico García Lorca (1898-1936): la primera toma como escenario la bahía de Santander, para crear una obra donde la premonición de muerte se hace patente en noche presidida por la luna que observa y escucha el impotente aullido ahogado del galgo, entre la proyección de sombras desnudas, un árbol sin vida, posible predicción de guerra y muerte, de soledad, aliñado por blancos y verdes metálicos, fríos y gélidos, todos ellos simbolismos presentes en la poesía de Lorca. La presencia de la inestabilidad, a las puertas de la Guerra Civil Española se hace también patente en la segunda obra, aflorando más evidente el surrealismo daliniano; en todo caso, con la desaparición del globo terráqueo engullido por un monstruo entre rocas en destrucción, nos vuelve a mostrar una predicción de muerte, en este caso colectiva y total, muerte y destrucción también lorquianas.

 

Miki Leal (Sevilla,1974) nos muestra un paisaje que nos lleva a aspectos interiores con perpetuas dosis naturales. A su lado, dos artistas visuales con dos poéticas marinas contemporáneas diferentes: NoMad (1998) de Eva Koch (Copenhage, Dinamarca, 1953) nos muestra un espolón artificial construido por la mano del hombre en Bombay, por el que discurren a diario miles de personas para acercarse a rezar a un islote donde se ubica una mezquita (si nos giramos, enfrente y bajo la obra de Miró podemos observar una fotografía titulada Haji Ali (2003) de dicha mezquita); y La Mar (2010) de Adrián Cuervo (Gijón, Asturias, 1981), díptico videográfico que muestra un Mar Cantábrico que trepa hacia el cielo contra toda ley física.

 

Del arquitecto y pintor Juan Navarro Baldeweg (Santander, 1939) se expone Paisaje (1993); tanto desde su faceta de arquitecto como de artista plástico Baldeweg otorga gran importancia a  los espacios naturales formando parte de sus obras. Juan Martínez Moro (Santander, 1960) aparece representado por tres litografías plegadas en las que representa paisajes y siluetas de bombas y aviones… Completando este mural, se dispone un lienzo de José Luis Mazarío (Teruel, 1963) con claras referencias metafísicas. Carlos de Haes (Bruselas, 1828 – Madrid, 1898) con dos paisajes, Picos de Europa, (c. 1874) y Pinares (San Vicente de la Barquera) (1872), figura clave en el desarrollo del género del paisaje realista en la segunda mitad del siglo XIX en nuestro país y maestro de otros tantos pintores. Uno de sus grandes discípulos es Agustín de Riancho (Entrabasmestas, Cantabria, 1841-1929) del que el MAS posee un excelente conjunto de pinturas de todas sus épocas, seleccionado es este rincón: El molino (1889), Entrambasmestas (1892), Entrambasmestas (1918), La primavera (1928) o distintos trabajos de la etapa belga (1862-1884) son buena prueba de su calidad. En ocasiones, en este ámbito se puede exhibir un dibujo de Eduardo Gruber (Santander, 1949) titulado, A, Abeja, Amor, Aro, Arruga, Azul (1994) que motivos de conservación aconsejan su almacenamiento.

 

Agustín de Riancho (Entrambasmestas, 1841-1929) donó la obra que contemplamos, La Cagigona (A orillas del Luena) (1901–1909) al Ayuntamiento de Santander para formar parte de los fondos del museo en su fundación (1908), obra maestra en su catálogo. Conscientemente regaló una de las pinturas en las que mayor maestría refleja, lienzo que ya tenía pintado en 1901 y que retoma en 1908 con la intención de volver a pintar o repintar el mejor paisaje de que es capaz, óleo que finaliza en 1909: está doblemente firmado, evidencia de su intención. La fuerza del óleo reside en el preciosismo de la pincelada con especial dedicación al celaje con que finaliza la obra, integrando atmósfera y vegetación a través de la diversidad de matices cromáticos y lumínicos y, sobre todo, gracias a las infinitas pinceladas trasversales que rodean el gran roble, así como el interior de su copa. Riancho representa la figura más importante dentro de los paisajistas cántabros y uno de los más destacados a nivel nacional. A sus pies, Cecilia del Val (Zaragoza, 1975) con Érase una vez (2006), explora la relación del ser humano con su entorno autorretratada como una heroína moderna en claro diálogo con el lienzo de Riancho.

 

Picos de Europa (1993) de Hamish Fulton (Londres, Reino Unido, 1946) es un artista unido al land art por el concepto de su metodología. Fulton se considera heredero de la tradición paisajística británica. Su obra fotográfica documenta una serie de cuestiones pertinentes a la caminata que realiza a modo de cuaderno de viaje. La caminata es la propia experiencia artística y al igual que Huber, lo que tenemos presente es el producto de esa investigación más intensa y evocadora que el resultado mostrado. En este caso, estamos ante una obra realizada entre Cantabria y Asturias, dedicada al famoso pico Naranjo de Bulnes, icono de los Picos de Europa.

 

Al entrar en este Amazonas propio del MAS nos contempla una gran pupila Ojos de agua (2007) de Rufo Criado (Aranda de Duero, Burgos, 1952), caja de luz circular a través de la que observamos retazos de naturaleza y desde la cual nos espía a nosotros como espectadores. Aldo Iacobelli (Nápoles, Italia, 1950) con su Transient Architecture (2006) sobre otro formato circular, explora los límites entre la pintura y la arquitectura, en este caso, entre un paisaje de colores limpios y una “arquitectura” ecológica, unas pequeñas tiendas de campaña, pieza que funciona a modo de instalación. Lo acompaña Autorretrato con trofeo de Baltazar Torres (Figueira de Castelo Rodrigo, Portugal, 1961), reflexión sobre el triunfo del hombre sobre la naturaleza; Torres es un ferviente crítico del comportamiento devastador de la sociedad contemporánea y defensor de las prácticas ecologistas y cuidado medioambiental.

 

Más sutil en su planteamiento es José María Mellado (Almería, 1966) en su fotografía Curva en V (2006), que investiga la huella humana apreciable hasta en los lugares más inhóspitos, invitándonos a oír el sonido del viento. En la parte superior contemplamos una obra de la etapa final de Agustín de Riancho (Entrambasmestas, Cantabria 1841-1929) El río en otoño (1929) donde el paisajista cántabro retoma los preceptos de su larga etapa belga desde la maestría del artista maduro, hacia una posición fresca y valiente; en esta ocasión abandona las formas más tradicionales y hace uso de la libertad del gesto, con una pincelada mucho más suelta que tiende a la expresividad. La obra de Enrique Gran (Santander, 1928 – Madrid, 1999), presente con Rompimiento (1960), está perfectamente representada por esta pieza informalista: los tonos terrosos y rojizos tan habituales en él, los escenarios desconocidos e indescifrables y sus escenas de mar como en el caso de este acantilado, tendentes hacia la abstracción, son base en su producción de los años sesenta.

 

En el siguiente paño Path of the laughing wanderer 2 (2005) de la taiwanesa Suling Wang (Taiwan, 1968) lienzo en el que confluyen dos tradiciones culturales con entidad temporal y espacial únicas; los elementos naturales de su tradición cultural se imbrican con los de la sociedad occidental concibiendo un paisaje en continuo cambio con una estética muy característica que deja fluir las formas libremente. Contrasta fuertemente con un autor cántabro que aparece inmediatamente al lado: Manuel G. Raba (Santander 1928 - 1983) presente con un paisaje dentro de la práctica informalista, desértico como un páramo lunar y terroso como el suelo de nuestro planeta; Raba extrae la máxima capacidad expresiva de la materia que emplea en este “extraño paraje” sobre un soporte de madera parcialmente pintado al fuego, tratado ya más en conceptos escultóricos tridimensionales.

 

Dos horizontes de características diferentes aparecen a continuación. Por un lado, Tilo Shulz (Leipzig, Alemania, 1972) nos invita a reflexionar sobre nuestros propios horizontes en Looking at the mountains of Desire (2009-2010) mediante una línea del tiempo imperfecta inmersa en un gran vacío aséptico que nos conecta con paisajes desérticos, bien gélidos y polares o quizá cálidos y arenosos. Justo debajo el horizonte de Juan Uslé (Santander, 1954), Looking North, Suances (2006), donde el artista cántabro nos presenta una panorámica fotográfica de la playa de “Los Locos” con el Mar Cantábrico completamente en calma, obra especialmente pictoralista y poética.

 

Joan Miró (Barcelona 1893- Palma de Mallorca 1983), espléndido exponente del universo surrealista, está representado con un gouache titulado La Luna (1953) donado por Pablo Beltrán de Heredia al MAS. Esta ilustración fue la contraportada de Los encuentros de Vicente Alexaindre mientras que en la portada aparecía el Sol, encuentro entre cubiertas que encierra el de la poética de su amigo.

 

El siguiente óleo, en depósito del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), es un paisaje sintetizado y abstraizante de Tony Stubbing (Inglaterra, Reino Unido, 1921 – 1983) sin titular (1982). Este artista participó en la Escuela de Altamira; su estilo y técnica quedaron profundamente influenciados por la Cueva de los Policromos de Altamira. Su obra se caracteriza por grandes extensiones luminosas en tonos sutiles y capas de color degradadas, de extrema suavidad, evanescentes, próximo a estéticas fotográficas siendo como es una pintura.

 

Con tintes mucho más críticos de aquéllos que hemos observado en la obra de Baltazar Torres o Mellado, podemos apreciar en las cajas de luz fotográficas que conforman un tríptico de Alfredo Jaar (Santiago de Chile, Chile, 1956) Gold in the morning (1985-2005) un aspecto de la labor diaria de una de las explotaciones de oro de Minas Gerais de Brasil. La explotación de la naturaleza, de un lado, y del ser humano, de otro, emergen con evidencia en esta obra cuya perspectiva a vuelo de pájaro que acrecienta aún más la profunda panorámica e intención del artista.

 

Finalmente se cierra el recorrido de esta sala con diecinueve obras de paisajistas cántabros datadas entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, muchos de ellos formados con Carlos de Haes. Se trata de un resumen del paisajismo cántabro de esa época, la iconografía más importante de la pintura regional de ese momento. Fernando Pérez del Camino (Santander, 1858–1901), Donato Avendaño (Laredo, 1840–Madrid, 1912), Luis Cuervas Mons (Santander, 1849–Comillas, 1943), León Criach y Durán (Sabadell, Barcelona, c. 1866–Santander, 1928), Agustín de Riancho (Entrambasmestas, 1841-1929), Manuel Salces (Suano, Cantabria, 1861–Madrid, 1932), Freijo de Miguel (¿?) y Casimiro Sainz (Matamorosa, Cantabria, 1853–Madrid, 1898) componen la selección de artistas históricos en esta composición, óleos siempre realizados sobre pequeños formatos, susceptibles de ser sacados al exterior y pintados al aire libre, temas marinos y paisajes inspirados en sus tierras de origen. Cierra la estancia una colección de insectos de Fernando Navarro (Galizano, Cantabria, 1977) artista que inauguró el EspacioMeBAS del MAS, a través de cuya pieza actúa como si se tratase de un botánico del siglo XIX atrapando a estos animales inventados de épocas ancestrales bajo un nombre que no les pertenece.

Escalera 2

Siguiendo la ascensión por la escalera, que actúa como nexo de unión de esta Travesía, llegamos a un Gólgota muy particular culminado por un Calvario del EquipoACAI. Éste aparece acompañado por diversas obras vinculadas entre sí y que actúan como preparación e iniciación, conceptual y temática, de la planta superior dedicada en tu totalidad a la condición femenina. El recorrido de la escalera nos hace encontrarnos con piezas de Berta Jayo (Santander, 1971) tituladas Ave María Purísima 1 (2009), monjas flamencas donde la mezcla de folklore y religión que ensalza y aturde silenciosamente nuestras creencias, juegan con humor, ironía y sencillez, obras consecuencia de una performance realizada en el MAS. Todo gira ya alrededor de la mujer de forma helicoidal y envolvente, como la estructura de la escalera, preludio de la exposición de la planta superior del MAS, preludio a su vez del homenaje a Marcel Duchamp.

 

El EquipoACAI, formado por Laura Escallada (Santander, 1982), Laura Irizábal (Santander, 1982) y Zaida Salazar (Oviedo, 1975), reinterpreta en Gólgota (2011) la Crucifixión de Andrea Mantegna (c. 1431-1506), un lienzo de finales del quattrocento. Las protagonistas del calvario son las propias artistas. Ellas cambian el género del discurso y lo disuelven en un ambiente neutro que actúa de conciencia universal. Sin elementos de sufrimiento. No hay Cruz. No hay sangre. En el centro del tríptico una Maternidad ocupa el rol del Salvador. Esta figura reivindica el papel de la mujer en la historia religiosa, la cual ha estado siempre relegada a un segundo plano. En esta ocasión la mujer dadora de vida se ensalza como autora de la redención. El único elemento diferenciador se encuentra sobre sus cabezas, objetos elegidos por cada una de ellas (lo visceral, la constancia y la introspección).

 

La mirada de Shirin Neshat (Qazvin, Irán, 1957) Portrait of Shirin Neshat, (2011) contempla el tríptico desde enfrente y arriba. Es una fotografía llevada a cabo por el matrimonio Daniel & Geo Fuchs (Alzenau, Alemania, 1966 / Frankfurt, Alemania, 1969, respectivamente) perteneciente a una serie de retratos titulada Famous eyes. Esta serie descubre personajes del mundo de la cultura y del arte, acercándose a ellos desde un prisma mediático y estético. Algunos de los artistas que forman la serie son Thomas Ruff, Christo, Louise Bourgeois, Richard Billingham, David Lachapelle, Bryan Adams, David Copperfield, Nina Hagen o Rammstein. Shirin Neshat es una artista iraní, fundamental en el contexto artístico internacional, que explora la identidad de la mujer musulmana con un fuerte contenido religioso e intelectual. En esta ocasión es mostrada a través del objetivo de otros artistas, como mujer, como musulmana y como crítica. Es un díptico de gran poderío de contenido y estético, de profunda mirada, con el que nos encontramos cara a cara de forma muy especial a la salida de la planta.

 

Perteneciente a otra serie también de los Fuchs denominada Stasi/Secret Rooms y que fueron expuestas en el MAS, son las dos fotografías que flanquean el rellano final de la escalera, tituladas Centro penitenciario preventivo Hohenschönhausen, ala de interrogatorios II y BStU, Archivo Central Berlín, Archivo II, las dos de 2004. Durante dos años Daniel & Geo Fuchs han fotografiado los edificios y ámbitos abandonados de la Stasi, la antigua policía de Alemania del Este, tal y como quedaron el día en que fueron abandonados, sin tocar, tiempo detenido. Son espacios pertenecientes a la memoria colectiva, repletos de heridas aún por cicatrizar, recuerdo muchas veces traumático para la sociedad actual, que evita su eliminación en pos de la conservación de su memoria. Las vistas son extremadamente distantes y frías, inmóviles pero con un punto de vista bajo y tendente a avanzar. Los Fuchs han congelado el paso del tiempo a modo de escenario, hoy vacío, mostrando una cruda realidad que fue, de un país, de una sociedad, de cada individuo.

 

Antes de adentrarnos en la primera sala, nos encontramos con un pequeño espacio de transición en donde se exhiben dos piezas escultóricas de características bien diferentes. De un lado, un busto llevado a cabo por Julio Antonio Rodríguez Hernández, (Mora de Ebro, 1889 - Madrid 1919), Mujer de Castilla (1909), obra de carácter costumbrista, insertada dentro de una serie dedicada a Bustos de la raza que realizó a su vuelta de Italia, donde se dejó impregnar por las formas y líneas clásicas; actúa a modo de máscara, de ojos vacíos, blancos en su proyección… De otro, se expone un módulo, un irónico lingote de oro: las piezas de Amaya González Reyes (Sanxenxo, Galicia, 1979) emanan de la reflexión del proceso artístico y el objeto; la relación que se fragua entre el objeto y el artista, y todas las ideas que surgen como soluciones a lo inesperado del proceso; Valgo mi peso en oro (2009), como muchas otras obras de esta gallega, comparten el interés por el aspecto económico del objeto artístico, aprovechando el juego de palabras y el humor para hacer estas conexiones. Todo sigue girando alrededor de la condición femenina…, y todo será soporte de homenaje a Marcel Duchamp…  

Condición Femenina 1

Travesía se fundamenta en el compromiso, la reflexión, el debate, el dialogo, la trasversalidad, la intemporalidad, la descentralización…. Travesía es un relato pleno de reivindicaciones dedicado en esta planta a la Condición Femenina, a su vez plataforma de homenaje a Marcel Duchamp. El Gran Vidrio: la Novia puesta al desnudo por los Solteros, incluso (1915-1923) pieza magistral del artista, inconclusa, articula esta planta, siguiendo algunas pautas del famoso ensayo de Octavio Paz. La Novia la encontraremos en el retrato de Fernando VII (1814) de Goya y los siete solteros por las tres estancias, en relato amoroso que tiene inicio en la primera sala, más sórdida.

 

Nos recibe un Jardín de Paz (2002-2003) obra de Fernando Bermejo (Madrid, 1949). El jardín es un elemento habitual en la obra de Bermejo que emplea como territorio de revelación, reino de armonía y contemplación porque es un lugar donde se produce una espiritualidad laica. El alma comulga con la calma y el sosiego. La rosa en sus distintas variedades es sinónimo de feminidad y del tempus fugit, irremediablemente ligada a la creación, al florecer y posterior marchitar, el contraste entre la vida y la muerte, el placer y el dolor. Paz era el nombre de su madre recientemente fallecida cuando Bermejo lleva a cabo estas cajas de luz y Paz se gritaba en el mundo contra la Guerra de Irak en el momento en que se expusieron estas Rosas en el MAS, rosas monocromas pintadas sobre papel italiano y japonés. Luis González de Palma (Guatemala, 1957) mira al pasado con su obra Él no la veía como (2004): una mirada melancólica que nos habla desde la memoria difusa y subjetiva del rodar personal y que narra entre otras historias el conflicto cultural que sufre su entorno a través del retrato de esta mujer en primer plano, símbolo de la fragilidad de la libertad de la mujer.

 

Sutilidad y fragilidad aflora constantemente en el trabajo de Emilia Trueba (Galizano, Cantabria, 1959), con ejemplo en sus sus Jaulas de Seda (1998): la estructura formal externa es la que aporta el grado de intensidad a las Jaulas, ya que están construidas con finos hilos de seda, por lo que sus cualidades, la suavidad y la delicadeza se contraponen a su función, frágiles jaulas símbolo de prisión enmascarada bajo la dulzura de la seda. Regina José Galindo (Guatemala, 1974) se muestra en el fotograma capturado de su video Limpieza Social (2006), expuesto en la sala de proyecciones, con una acción que cuestiona y critica las realidades latinoamericanas: Galindo afronta las diferentes problemáticas desde su propio cuerpo, mostrando su piel, su color y su condición de mujer.

 

Eulàlia Valldosera (Villafranca del Penedés, Barcelona, 1963) reinició su producción artística en los años noventa a través del estudio de la herencia iconográfica judeoárabe que hemos heredado. Esto la condujo a una reducción de puntos y líneas. En esta obra la trama representa una red que atrapa el hogar asociado al mundo femenino y rol de la mujer. Valldosera en Colgada por él (1990), se integra y desdobla en este plano íntimo de su espacio interior.

 

A continuación, se nos presenta una instalación de Naia del Castillo (Bilbao, 1975) Espacio doméstico-labores (2001). Nos descubre cómo el acto de vestirse es una acción consciente de presentación a la sociedad. Para Naia “los vestidos son ese nexo entre el exterior y el interior, esa zona fronteriza, donde se encuentra lo que es objetivo y lo que es subjetivo”. Confecciona estos objetos, subjetivados, que se relacionan porque la conciencia colectiva les condiciona un significado que puede variar dependiendo del individuo. Además ejerce una crítica severa sobre los roles que la mujer ocupa en el ámbito doméstico. El bastidor con el que se borda actúa de cuello torturador y el vestido se torna una camisa de fuerza.

 

Suavemente angustiosa es la fotografía de Aino Kannisto (Espoo, Finlandia, 1973) obra sin titular de la serie Woman in water de 2003. Esta finlandesa se sumerge en las emociones humanas, sus sufrimientos, sus recuerdos y sus anhelos, a través de fotografías, planteadas estética y formalmente bajo una fuerte influencia cinematográfica. Como es habitual en su trabajo ella como única protagonista femenina se halla en un escenario aparentemente anecdótico, que nos transporta por medio de la potente atmósfera de tensión a un espacio ficticio, que solo existe en los pensamientos del protagonista, manteniéndose en una línea de flotación al límite de su existencia.

 

Brillante es Angela in blue #, (2003) de Isaac Julien (Londres, Reino Unido, 1960), artista que estudió en St Martin's School of Art y fue nominado al premio Turner en 2001. Esta fotografía pertenece a la serie Baltimore, claramente influenciado por su faceta como cineasta, presentando una imagen que perfectamente podría ser un fotograma de una película ambientada en un barrio neoyorquino de los setenta, quizá el Bronx o Brooklyn.

 

Pierre Gonnord (Cholet, Francia, 1963) se muestra fiel a sus conceptos a través de Olympe (2006). Los retratos de Gonnord se mueven a medio camino entre la rebeldía del olvido y la investigación sociológica. Estos rostros como el de Olympe ejercen de mapa histórico de nuestra época. Las caras anónimas de ciertas realidades sociales que modifican el tejido social al que pertenecen (movimientos migratorios, el éxodo rural, el movimiento feminista). Olympe es un retrato realista que podríamos comparar con los retratos naturalistas barrocos por su composición, iluminación, ambientación…

 

Clave en todo el desarrollo de la colección del MAS, en su sección dedicada a la condición femenina, es Vicky Civera, (Port de Sagunt, Valencia, 1955) a través de esta precisa obra titulada La espera (2006). El formato circular, la infinitud, ayuda a transportarnos a la ambigüedad latente en la composición, un estado existencial marcadamente femenino: el tiempo caduco e infinito, los dos ámbitos divididos por el horizonte uno de noche y el otro multicolor. La mujer es centro y el origen de la vida alrededor de la que todo gira, el mundo y el universo, y el epicentro de la expocolección. Una inquietud que se mueve entorno a la memoria y el universo de la mujer como es común en la obra de Civera.

 

Catarina Campino (Lisboa, Portugal, 1972) realizó y produjo esta pieza Our love (2006), en Santander pasando a formar parte de la expocolección del MAS. Campino recurre, en esta ocasión,  a los juegos de palabras confrontando el concepto del amor y de la muerte a través de esta tumba colocada en el centro de la sala. También recurre al juego visual, puesto que las dos oes, los dos grandes círculos del epitafio, se funden imitando las alianzas que la llevarán a la tumba…

 

Después de la sangrante ironía de Campino se expone otro concepto de lucha contra la violencia de género. La performance que Beth Moysés (Sao Paulo, Brasil, 1960) nos trae en formato video Reconstruyendo sueños (2005). Una larga procesión de novias recorren desamparadas las calles de la ciudad. Esta manifestación integra en un todo a mujeres artistas, mujeres maltratadas, grupos feministas y asociaciones de mujeres que finalizan el recorrido cosiendo una “M” de mujer en sus guantes y lanzándolos al fuego como expiación de los malos recuerdos y de los desencadenantes de esta problemática social. El traje de novia actúa como metáfora de la felicidad atrapada en el tejido de los sueños del matrimonio que se torna en cruel cuando padece malos tratos.

 

Utilizando la técnica del collage, Salvador Díaz (Ciudad de Mexico, México, 1977) logra compaginar varios niveles de comunicación, en una crítica entre satírica e irónica de la sociedad actual. Como soporte, emplea el papel de periódico que recoge en distintos aeropuertos del mundo. Este frágil elemento traspasa su función para convertirse en guía de lo visual. El artista resalta los titulares de los medios de comunicación para evidenciar la manipulación del lenguaje: sexo, violencia, muerte, drogas. Cráneo sorprendente el INAH (2009), A huevo (2008), Senos (2009), El Greco (2009), A dar el golpe (2009), In detail (2001)…: nos recuerda de alguna forma la trágica situación de la mujer en Ciudad Juárez…

 

Rosalía Banet (Madrid, 1972) a través de El cumpleaños (2008), no nos deja indiferente. Esta maqueta se inmiscuye en la biografía de Sara Li y Ana K., y con ello en la maternidad. Estas siamesas fueron fabricadas, no nacidas, por el deseo de cuatro mujeres que incapaces de reunir las piezas suficientes decidieron compartir una criatura dual. Reinventar el medio, desde el artístico, al doméstico. Estas anfitrionas se han convertido en un medio para reivindicar el nulo posicionamiento de la mujer en puestos de relevancia; utilizando el canibalismo como forma cruel de laica eucaristía.

 

Lost my head (2005) de la islandesa Bjargey Olafsdóttir (Reykjavík, Islandia, 1972) es una obra videográfica de excelente producción protagonizada por la perversión y la manipulación. Ella le dice que quiere divorciarse; él utiliza el victimismo para destrozarle su vida y para volver a atraparla en su cárcel…Cuando la protagonista del video consigue aquello que en justicia le pertenece, la narración videográfica culmina con un final atroz. Su obra es narrativa por naturaleza y traduce la ironía de la vida real en imágenes que enfrentan lo bello con lo violento.

 

Daniele Buetti (Friburgo, Suiza, 1955) trabaja con imágenes concebidas para seducirnos. Will I ask for help, (1999) se compone por varios fragmentos de dibujos que unidos a modo de cartel publicitario forman la imagen de una modelo. Sobre su piel se taladra una pregunta: Pediré ayuda… Luis Bezeta (Santander, 1976) con su Norma Jeane es Marilyn (2011) fotografía consecuencia de una videocración producida por el MAS para la que el artista ha contado con artistas y críticos de arte como actores del mismo: Javier Arce, Marc Vives, Luis Bestué, Lucía Moreno, Eva Noguera -ambas constituyen el dúo artístico Momu & No Es y ambas están en el maletero del Mustang- y Manuel Moreno, aproximándonos a la imagen de la Norma Jeane más auténtica, inspirada en la mítica escena y manifestando la incondicional devoción por el Séptimo Arte de Bezeta.

 

Ester Partegàs (Barcelona, 1972) con su Everything I don´t want to be (2004) muestra con los despojos del consumo y el exceso de nuestra existencia la exhortación de las buenas intenciones, una crítica al sistema que nos envuelve, que construimos y devoramos. Esta obra pertenece a una serie titulada Barricadas. La técnica empleada provoca que el espectador se refleje sobre la misma. Es un retrato de ciudadanos invisibles, trasmutados a marcas comerciales, convertidos en la basura reflejo de lo que somos. El espacio final es el basurero, obra hecha por una mujer.

 

El desierto de Atacama a través de la cámara de Magdalena Correa (Santiago de Chile, Chile, 1968) emerge en Mantos blancos (2008), fiel reflejo de su trabajo. En la serie La desaparición, explora y compara la vida entre dos desiertos, uno en América del Sur, el desierto de Atacama, y otro en Asia, el desierto del Gobi, entre China y Mongolia. La apropiación del terreno, las diferencias culturales que se producen en ámbitos tan inhóspitos, el aislamiento de este tipo de sociedades, son algunas de las problemáticas que nos muestra Correa. La vida y la muerte, el abandono, una tumba-cuna de un niño, las flores de plástico en ámbito donde no crece la naturaleza... El viaje como proceso artístico y la geografía se vuelven importantes en su concepción.

 

Joel in my mirror (2) (1992) como otros tantos protagonistas de las fotografías de Nan Goldin (Washington, USA, 1953), es una persona cercana a la artista. La inquietud por capturar cada momento de sus descubrimientos vitales hacen de ella una especie de documentalista de la sociedad neoyorkina de finales de los años setenta en adelante. La adicción a las drogas, el punk, el sexo y el sida se enfrentan en el espejo de Goldin donde se explora la condición del ser humano, de su cuerpo, del dolor, de la supervivencia de la mujer.

 

Josefina Carón (Salta, Argentina, 1977) nos transporta de nuevo al camino del Calvario que nos había traído hasta la parte más crítica de la expocolección para salir precisamente de ella. El Viacrucis de Ramonita (2009) retoma la idea de las catorce estaciones, en este caso, inspirados en Ramonita, una amiga suya, una mentora, que recita la vida cotidiana en estos tiernos bordados.

 

Cierra y abre la estancia una singular pieza de Catarina Campino (Lisboa, Portugal, 1972) titulada Esposas de matrimonio (2005). Esta artista portuguesa establece de nuevo un juego de palabras e imágenes, haciendo clara alusión a la dependencia y represión de la mujer respecto a la figura masculina, a través de una palabra utilizada con su doble significado -esposas-, acepciones que nos recuerda la prisión de la condición femenina. En realidad se trata de dos alianzas de oro convertidas en un elemento privativo de libertad, puestas en un pequeño altar, epitafio de muerte.

Condición Femenina 2: Étant Donnés

Accedemos a una sala muy especial, donde el homenaje a Marcel Duchamp (1887-1968) se torna fundamental y evidente en Travesía a través de Étant Donnés (1946-1966) y de El Gran Vidrio (1915-1923). Éste es una doble gran plancha de cristal, de casi tres metros de altura, en la que la mitad superior se destina a la representación de una mujer desnuda y tumbada, y la parte inferior a distintos mecanismos que representan los solteros que admiran y desean a la mujer. Étant Donnés, retoma la admiración de Duchamp por la mujer, hasta llevarla al “espionaje” basado en el deseo del hombre que mira a través de un orificio para descubrir a la mujer desnuda. La sala viene a ser una directa y concreta recreación de esta obra, donde el erotismo femenino del francés, el origen de la vida y del mundo, es clave en su lectura. Donde la verdad oculta de María Martins (1894-1973) –la modelo de la obra del francés, y su amante ocultada por su genio que hoy ya se va rescatando-, es parte del desarrollo de esta sala. Donde la confluencia de significados, la complementariedad y trasversalidad intemporal con grandes dosis descentralizadoras, el juego de los opuestos o la continuidad del proceso creativo del visitante, se tornan ricos.

 

La sala la preside el famoso retrato de Fernando VII (1814) pintado por Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746–Burdeos, Francia, 1828), alegato del triunfo del pueblo español (la figura femenina superior) sobre la francesada (el león). Murió la verdad es una alegoría utilizada por Goya de forma constante (véase un pequeño grabado en el collage de obras de la sala) protagonizada por una mujer yacente, semidesnuda, rodeada de monstruos y parecida a la alegoría del lienzo. Ésta es una mujer semidesnuda (la verdad), viva, activa y reivindicativa, que ofrece su néctar sagrado, identificable a la Novia de Duchamp. Ella aparece valiente y triunfante sobre el mismo rey y sobre el francés invasor (león) que engulle las cadenas de la liberté, su propio orgullo, junto a un Hércules barbado en el tondo (liberación de Némesis). Arriba la Novia, en el centro el primer Soltero de El Gran Vidrio, el rey. Y a pesar de su poder, la verdad no se queda oculta, no es ocultada, no le es usurpado el papel que ha protagonizado: es ella, el pueblo español, quien ha expulsado al francés invasor, y no el rey. El retrato es magnífico, con una muy rica iconografía, en donde se simultanea una técnica preciosista (el retratado), junto con otra suelta, fresca y valiente (el león y la figura alegórica femenina del pueblo español). Fue un encargo del Ayuntamiento de Santander en 1814 y en él se dictaba la iconografía del retrato (se expone una copia facsimilar en la sala), coincidente con un Carlos IV atribuído a Martínez del Barranco que el MAS conserva y al que el pueblo santanderino tenía en gran estima.

 

Le acompañan dos retratos fotográficos contemporáneos. De Yasumasa Morimura (Osaka, Japón, 1951)An Inner Dialogue with Frida Kahlo (2001), autorretrato en homenaje a Frida Khalo (1907-1954), en la que se sintetizan diferentes ideas sobre los opuestos, la confrontación entre occidente y oriente, la doble identidad, un homenaje a la figura de Frida Khalo, otra gran artista, mujer, una verdad oculta y ensombrecida por Diego Rivera (1986-1957), y que afortunadamente, ha sido rescatada. Y de Miguel Río Branco (Las Palmas de Gran Canaria, 1946), su Snake Dream (1985-1994), díptico fotográfico en blanco y negro que condensa toda la habitual narrativa del artista.

 

Fundamental en el contexto artístico cántabro de los ochenta es el políptico ¿Qué Es-Cultura? de Juan Carlos Fernández Izquierdo (Irún, San Sebastián, 1965), otro de los novios duchampianos de la planta. Los textos emanan de un manual básico y casi obligatorio en las Escuelas de Bellas Artes españolas que trata sobre conceptos clave de la práctica artística (color, perspectiva, forma…), con conceptos sobrepuestos propios de la sociedad y la cultura actual (política, posesión, pornografía) a modo de juego de opuestos. Fundamental en esta lectura -como en la sala y en toda la planta- es la obra de René Magritte (1898-1967) titulada Je ne vois pas la femme cahée dans la forêt (1929), montaje fotográfico surrealista, donde 16 artistas y escritores, todos varones, con los ojos cerrados, rodean a un desnudo femenino en pie, todo ello vinculado a la cascada y fuente de Duchamp, a su erotismo...

 

Verdad rescatada es el particular origen del mundo de Javier Arce (Santander, 1973) perteneciente a su serie de los Estrujados, a través de la cual el artista cántabro se pregunta y cuestiona cómo los grandes iconos de la historia del arte son tratados en la actualidad. Arce bucea en la función social del arte y nos presenta interpretaciones de obras que se han convertido en objetos de “usar y tirar”. Este papel titulado El origen del mundo-Xl (2007) es un dibujo en rotulador de concepto neopop, de aspecto pixelado, cuya iconografía revisita la genial obra del mismo título de Gustave Courbet (1819-1877) de 1866, artista controvertido, renovador e incluso agitador social. ¿En la actualidad? se pregunta Arce: un póster, un estampado de paraguas, las tapas de una agenda de teléfonos. ¿Cuál es la  función social del arte y de sus espacios en la actualidad?

 

Frente a ellos se presenta un collage de importantes obras de artistas clásicos, modernos y contemporáneos, obras que giran entorno a la Verdad, al origen del mundo y de la vida, protagonizada por la mujer y su condición. Hemos de tener presente el histórico simbolismo que siempre ha ostentado el desnudo femenino (Vid. p.e. de Tiziano Vecellio, c. 1477/1490-1576: Amor Sacro y Amor Profano, 1515), ligado a la verdad... La popular Morucha (1929) de Roberto Fernández Balbuena (Madrid, 1890–Ciudad de México, 1966) así lo encarna; el Desnudo (1930) novoobjetivo de Ricardo Bernardo (Solares, Cantabria, 1897 – Francia- 1940) que nos recuerda la fragilidad –el cántaro de barro- de la virginidad; Los curiosos (1932) de Luis Quintanilla Isasi (Santander, 1893-  Madrid, 1978); los grabados de Francisco de Goya (1746–1828) Ya van desplumados (Los Caprichos) y sobre todo Murió la verdad (Los Desastres de la Guerra) vinculado al Fernando VII; o las pinturas descarnadas de Martín Sáez  (Laredo, 1923–Madrid, 1989) Desnudo boca arriba (1975, 1977), La sueca (1988) y Desnudista (1975). Importantes son los vibrantes óleos fauvistas de Francisco Iturrino (Santander, 1864–Cagnes-sur-Mer, Francia, 1924) Desnudo (c. 1909-1910), atrevida odalisca, y Andaluzas (El jardín de Lesba) (c. 1909-1912), que muestra el tierno amor lésbico de dos jóvenes, lienzos muy emparentados a su gran amigo Henri Matisse (1869-1954). El voyeur (2001) de Ciuco Gutiérrez (Torrelavega, 1956) fotografía que toma el cuerpo de la mujer como excusa para los sueños inocentes de un niño que busca paisajes por explorar, y que de alguna forma se identifica con el propio visitante que explora la sala, con el que mira a través de los dos orificios de Étant Donnés.... Y Rosa, espejo y condón de la Serie Erótica (1981-1990) de Juan Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927), artista conceptualista que formó y conformó el grupo ZAJ, llevando a cabo todo tipo de actividades artísticas fuera de la “legalidad” en los ochenta, sin dejar de expresar y reivindicar la libertad, relatando aquí la dura realidad de la homosexualidad, vinculado al entonces recién conocido virus del VIH.

 

Y más cara a cara aún, precisamente con el Fernando VII de Goya, se ubica el tríptico fotográfico The dinner. Nicola´s death nº I (2008) de Nicola Constantino (Rosario, Argentina, 1964), al modo de retablo clásico, donde la trasversalidad se hace total. Fundamentado en una pintura del holandés Pieter de Hooch (1629-1684), influida a su vez por la Última Cena de Leonardo da Vinci (1452-1519), Costantino recrea una obra, retratándose ella misma, desnuda (la verdad nuevamente). Tomada al modo clásico y simbólico de la naturaleza muerta, donde el tempus fugit, la fugacidad del tiempo, se vuelve fundamental, la artista en este caso presenta el cuerpo femenino (su propio cuerpo) como objeto de deseo cual suculento manjar rescatando a su vez una iconografía universal para abordar un tema igual de extenso como es el de la “mujer-objeto”. Además de ello trabaja la naturaleza muerta con su opuesto, como naturaleza de vida –la artista, en el momento de hacerse la fotografía, está embarazada-, ofreciéndose en alimento (Eucaristía pagana). Este cara a cara con el Fernando VII de Goya busca un definitivo Y vive la Verdad, parafraseando a la inversa y en positivo el título de Goya, ubicando las figuras femeninas presentes en cada obra en fundamental diálogo y lectura, nuevo y claro ejemplo de la intemporalidad y transversalidad en los que el MAS asienta sus bases teóricas.           

Condición Femenina 3

La última sala del MAS de esta planta dedicada a la condición femenina se torna más suave y positiva. El ámbito gira alrededor de una instalación de Concha García (Santander, 1960) situada en el suelo: Círculo (1998). Está relacionada con la metamorfosis, combinando la idea de transformación de la larva en crisálida y posteriormente en mariposa con dos cuestiones vitales, el proceso creativo y su propia maternidad. La maduración personal está íntimamente ligada a la maduración conceptual y técnica que exige el proceso creativo.

 

Un collage, con obras de arte clásico, moderno y contemporáneo, vuelve a funcionar como pequeña instalación ilustrada a modo de los históricos gabinetes de curiosidades. Destacan las pinturas de la gran artista de vanguardia María Blanchard (Santander, 1881-París, 1932): de un lado La communiante (1923), rescatada por el MAS, versión diferente de la que conserva el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid (MNCARS), y de otro Mujer de rojo (c. 1915), ambas pertenecientes a una breve etapa primitivista parisina de ruptura y de fundamentación fotográfica. Las mágicas fotografías de José Lamarca (San Isidro/Buenos Aires, Argentina, 1939) el día de la boda de Camarón de la Isla con Chispa, su mujer. La magistral Los traperos (1924) de José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886–1945), escritor y pintor –facetas indisolubles-, simbolista de esencia costumbrista, iconografía que recoge el negocio de las ropas de los finados en casetas apostadas en los muros de los cementerios, labor comercial que llevaban las mujeres; y un pequeño carboncillo y pastel sobre papel en depósito titulado La trapera (c.1908). El anónimo flamenco del siglo XVI, Virgen con el Niño de la Cereza, tabla de exquisito cuidado maternal, donde la cereza simboliza nuevamente la verdad y el cielo. Pinturas de Clara Trueba y Cosío (1808-1864) la primera pintora cántabra de la que se tiene conocimiento y rescatada por el MAS, con El Dux Marino Faliero y su esposa (c.1850) y el Náufrago (c.1850). Un sensual retrato pintado por Rogelio de Egusquiza (Santander, 1845-Madrid, 1915) -artista también rescatado científicamente por el MAS-, Aline Masson (c. 1978) una muy famosa coquette que sirvió de modelo a muchos artistas españoles en París. La velazqueña y aristocrática porcelana pictórica de Eduardo Rosales (Madrid, 1836-1873) titulada Dama en un jardín (c. 1860-1873). El Cordis Volatus (c. 1675, atr.) de Josefa D´Obidos (Sevilla, España, 1630-Óbidos, Portugal, 1684) mujer artista del barroco portugués, importante atribución del MAS, pequeña pintura zurbaranesca de íntimo y ascético simbolismo. O la fotografía del eslavo Sergey Bratkov (Kharkov, Ucrania, 1960), titulada Italian School 19 (2001) de esencia trasversal, fundamentado en clásicas obras de la pintura barroca italiana, tomando como figurantes a jóvenes problemáticos de un reformatorio moscovita.

 

El resto de la sala se resuelve con un puñado de excelentes obras de arte contemporáneo nacional e internacional asomándonos desde el ventanal de Tobías Rehberger (Esslingen, Alemania, 1966) FR 5 studio Window (2004), artista neopop que desarrolla su obra a medio camino entre el arte y el diseño. La fotografía de Vik Muniz (Sao Paulo, Brasil, 1961)Young Girl Sewing, after Vilhem Hammershoi (2006) plantea el debate de la unicidad artística y de la nobleza del material compositivo; Muniz reproduce el original de Hammershoi -artista danés del siglo XIX-, en proceso de realización que es tanto o más importante que la materialización final fotográfica de la pieza. Una fotografía de Thomas Ruff (Zell am Harmersbach, Alemania, 1958) Ry 18, (2002/2008) plantea con sus trabajos un juego con el espectador. La delicada e inteligente cortina de Paloma Navares (Burgos, 1947) titulada Del valle del Jerte, cerezos en flor (2005), fotografía duraclear montada con útiles de pesca, que nos habla de una naturaleza viva, donde las flores son el marco alegórico sobre el que sutilmente la artista interpela el tópico de lo femenino; la cereza vuelve a posibilitarnos su simbolismo referente a la autenticidad. El mágico y dinámico espejo de Ruth Gómez (Valladolid, 1976) Magic Mirror´s Slaves (2007) a través del cual aúna el vídeo de animación, la música y el dibujo digital persiguiendo respuestas acerca de la naturaleza del ser humano, como persona y como animal social, proponiendo historias animadas de nueva generación que reflexionan acerca de los sentimientos cotidianos del espectador. El Rapto of Democracy (2010) de Fabién Marcaccio (Rosario, Argentina, 1963) que obliga a realizar un esfuerzo decodificado, pintura bidimensional llevada a cabo con pigmentos, pintura de aluminio y silicona sobre lienzo, que funciona a partir de la conexión de múltiples referencias: la animación y la acción se vuelven presentes en la enérgica carga matérica y la técnica empleada; la alusión a la iconográfica clásica se encuentra en la fotografía de soporte-base del desnudo femenino. El Voldepark. Amsterdam. June. 10 (2005) de Rineke Dijkstra (Sittard, Holanda, 1959), importante obra de la laureada artista, aportando sus características sensaciones, retrata momentos de tránsito emocional en la vida como puede ser la adolescencia, empleando siempre composiciones muy sencillas, basando sus estudios en los maestros del retrato holandés de los siglos XVII y XVIII.Y Building love (1997) del cántabro Juan Uslé (Santander, 1954), en retícula apasionada y profunda, homenaje a su rutina doméstica y a Vicky Civera, superando cualquier ley física, la ley de la gravedad, “cayendo” los chorretones blancos hacia arriba en contra de la ley de la gravedad, de acuerdo a la construcción diaria del amor, donde la estructura predomina sobre las cosas, y el conocimiento del natural no proviene únicamente del exterior; de este modo la apariencia externa de los objetos y de la naturaleza evoluciona en él hacia lo abstracto.

 

En un pequeño ámbito, se muestran obras de lectura muy diferente. La acuarela sin titular de Cristina Lucas (Jaén,1973), perteneciente a la serie Nunca verás mi rostro (2005), planteamiento del perpetuo problema identitario. Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949) está representada con La niña enferma (Serie Georgia), (1995), maternidad donde la impotencia se torna implacable, escena cotidiana, tierna y dura a la vez, que entronca con el misterio, la realidad y el dolor de las personas que sufren y tienen necesidades. Enfrente, Eva en rojo (c. 1989-2011) de Esther Ferrer (San Sebastián, País Vasco, 1937), perteneciente a la Serie El Libro del Sexo. Al fondo, un inquietante tondo fotográfico sin titular de Flavia Da Rin (Buenos Aires, Argentina, 1978), perteneciente a la Serie Misterio del niño muerto (2008), mostrando el momento de un sepelio "festivo", vida y muerte fundidas, en gesto y pose fantasmagóricos, donde la identidad es clave de la serie, siendo siempre y en todo caso, la propia artista protagonista de todos sus personajes.