Evento/El artista y su obra
05.11.2024 19.30h
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Viernes 24 de noviembre de 2023
Ciclo de conferencias donde poetas, escritores, literatos, periodistas…, personas de muy diversos campos, toman como referencia una obra del MAS creando un texto e intervención sobre un tema personal o de otra índole, exponiendo su particular "alucinación".
• Martes 20 de octubre a las 19.30:
- Paz Gil. Obra: Perro ladrando a la luna (1935), de Antonio Quirós
- Santiago Pérez Obregón. Obra: Jaulas de seda (1998), de Emilia Trueba
• Martes 27 de octubre a las 19.30:
- Rafael Segura. Obra: Isola di Sardegna (1977), de Pilar Cossío
- Gabriela Montes. Obra: Rosa, espejo y condón. Serie Erótica (1680), de Juan Hidalgo Codorniú.
Fotografía: Jaulas de seda de Emilia Trueba
PAZ GIL
Biografía
"Nací en Santander en 1960. Soy propietaria junto a mi familia de la librería Gil en donde trabajo desde que termine la carrera de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Además del trabajo habitual de la librería, la gestión, la venta, la recomendación...hemos realizado desde 1998 cientos de actividades de dinamización de la librería y fomento de la lectura. Y con gran satisfacción recibimos el premio nacional librero cultural 2013. He asistido a cursos, ferias y congresos y desde 2011 comenzamos una nueva aventura: la edición de libros, nuestro sello editorial de libros infantiles se llama 'Pepa Montano Editora'".
"Y he elegido el cuadro..."
Perro ladrando a la luna obra pintada por Antonio Quirós en 1935 a la edad de 23 años.
Es uno de los cuadros más conocidos de la juventud de Quirós y puede ser uno de los cuadros más representativos de la colección del MÁS.
Es una pintura que por su origen cercano al surrealismo, a la poesía de García Lorca, a las actividades de La Barraca pudiera constituir un excelente punto de partida para alucinar.
Pero no es esta la línea que voy a seguir. No soy escritora ni crítica de arte. Soy librera. Así como me sería muy complicado elegir un libro sobre el que desarrollar una charla, me es aún más complejo elegir una obra de arte.
Cuando viajo, visito librerías. No busco libros en concreto sino que voy a conocerlas. Y pasan a formar parte de mis recuerdos por las circunstancias más variadas y singulares.
Cuando voy a los museos acudo, en cierta manera, con parecida disposición. Los museos se convierten para mí en lugares de recuerdo y ensoñación futura. Pero no sólo por las obras vistas, o no al menos no solo como estrictas obras de arte. Los museos se relacionan en la memoria a través de hechos concretos que trascienden a las obras que contienen.
Y es que Perro ladrando a la luna fue donado al antiguo Museo de Bellas Artes de Santander, actual MAS: Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, en los años 90 por la familia Lastra . Lo he visto durante muchos años colgado en el comedor de su casa, me han contado la historia de cuándo y quien lo adquirió, la relación de amistad que tenían con Antonio y Tinuca Quirós. Más allá de su esencia como obra de arte, se convierte para mí en el hecho singular o concreto que cuando lo veo en el MÁS me relaciona con él.
SANTIAGO PÉREZ OBREGÓN
Para Santiago Pérez Obregón, la pieza de Emilia Trueba "Es un canto a la libertad. Los cubos blancos son prisioneros de los cubos de color; éstos son cubos carceleros, azules, beiges, oro viejo, verdes, de chocolate y lila; son semejantes a los barrotes de una celda de una cárcel sin puertas, en tanto aquellos son de porcelana transparentes como vírgenes de alabastro y mudos".
Jaulas de seda: Texto de Santiago Pérez Obregón
La escultura de Emilia Trueba que tiene como título Jaulas de seda me atrae como un imán y, a la vez, me impresiona y me ilusiona.
¿Es ilusión o realidad?
Es realidad, la escultura tiene treinta y dos cubos de color y diecisiete cubos etéreos y blancos, porque los veo, los cuento, los palpo, me acerco a ellos, me alejo de ellos y siguen intactos.
Los cubos blancos son prisioneros de los cubos de color; éstos son cubos carceleros, azules, beige, oro viejo, verdes, de chocolate y lila; son semejantes a los barrotes de una celda, de una cárcel sin puertas, en tanto aquéllos son de porcelana transparente, como vírgenes de alabastro y mudos.
La artista utiliza sus dedos y, con ellos, describe unos objetos con líneas horizontales, verticales y quebradas, que tiene reflejadas en su imaginación.
La artista, esta mañana de otoño, no sabe, no puede construir la escultura imaginada.
Busca en su interior la causa y los motivos de esta situación y la respuesta íntima y última no se hace esperar. La explicación es su estado quebradizo de ánimo.
Las manos, inspiradas en otras ocasiones, no le responden, no obedecen para moldear la obra que quiere materializar.
Ha de tomar una decisión y decide doblar la voluntad.
Así, sus manos volverán a ser dóciles y creativas.
Los cubos de colores trenzados por finísimos y sutiles hilos de seda sobre estructuras de madera, toman volumen y la pieza creativa avanza, entre sudores y angustias pero, al final del itinerario, la escultura es hoy una obra de arte que está colgada en la Sala de Exposiciones para disfrute del artista y para cuantos la ven, como quien esto escribe, alucinado por la frescura y belleza del objeto.
Cuando las luces del Museo están apagadas y está todo el espacio oscuro, los cubos blancos intentan salir de su encierro y recuerdan que hubo un tiempo en que eran libres y no estaban sujetos a las esposas de los cubos coloreados; porque los cubos de color eran seductores y los espacios blancos aceptaban esta sumisión porque los consideraban ingenuamente con autoridad y poder.
Pero se ha hecho la noche en el Museo y el sentimiento de libertad es insistente; los cubos blancos toman la decisión de escapar pero cómo.
El Museo está super controlado, las medidas de seguridad son impresionantes, las posibilidades de escapar son prácticamente nulas y, aunque los cubos blancos son etéreos, piensan que la escapada o no va a ser posible o va a terminar en un fracaso monumental.
No obstante ello, han tomado la decisión. Los diecisiete cubos deciden huir y ser libres, poder volar y dejar de estar sometidos a las circunstancias que les tienen aprisionados.
Son conscientes de que la libertad: "Es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres" (Cervantes. El Quijote).
Así discurrían también los espacios blancos, prisioneros de la obra.
Habían iniciado una carrera de obstáculos hacia adelante que dura una eternidad; muchas veces, en su recorrido, fue descubierta su fuga y pasaron largas temporadas en cautiverio, pero aquel pensamiento no les ha abandonado jamás. Es cierto que, en ocasiones, este pensamiento estaba como dormido o neutralizado, pero siempre afloraba la idea de la libertad formando parte de su ADN, por débil, enfermo, amodorrado, sumiso y pobre que fuera.
Al contemplar la obra de Emilia Trueba me ha venido a la memoria el proceso de la elaboración, así como las ideas con las que me ha sorprendido y atraído y, esta visión, ni es una imagen falsa, ni una ilusión.
Cuántas veces hemos olvidado el precioso don de la libertad que, con tanta vehemencia y belleza, expresaba Miguel de Cervantes, el Príncipe de los Ingenios.
La escultura me ha servido, entre otras satisfacciones, para recordar que los espacios blancos son libres y que el hombre encadenado es consciente de que tiene ansias imperecederas de libertad, primer paso que debe de darse para la libertad plena.
Afortunadamente, este pueblo nuestro, España, se dio en 1978 (26 de Diciembre), la primera Constitución democrática, fruto del consenso mayoritario que, en su artículo 1º, propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico, entre otros y como primero y principal, la libertad, valor superior coincidente como tenía que ser con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la ONU, con fecha 10 de Diciembre de 1948 que, en su artículo 3º, declara: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
Curriculum de Santiago E. Pérez
Nació en Santander, (1941) en la Calle del Sol.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca.
Durante 31 años ejerció la profesión de Abogado.
Fue Consejero de Trabajo, Sanidad y Bienestar Social en el primer Gobierno de la Autonomía de Cantabria. (1982).
Fue candidato al Ayuntamiento de Santander por el PSOE (1983).
Teniente de Alcalde del Ayuntamiento (1983-87).
En 1998 fue elegido Magistrado por el CGPJ, de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.
Ejerció la profesión de Juez durante 13 años.
Se jubiló en el año 2011.
Es amante, por este orden, de la poesía, del Teatro, del Cine y de los libros.
A partir de su jubilación, sigue atento a todo lo que sucede a su alrededor y disfruta con largos paseos, viajes y la buena mesa.