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Viernes 24 de noviembre de 2023
JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ
(Santander, 1976)
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. Trabajó como periodista en medios como Sport Cantabria o la agencia Bossing, y desde 1997 lo hace en El Diario Montañés, incorporándose a la sección de Cultura de dicho medio un año más tarde. Actualmente es el director del suplemento De Marcha de El Diario Montañés. Periodista especializado en música (colabora habitualmente en publicaciones musicales) y en periodismo cultural.
Platea Abrupta
Hoy me tocaba a mi ser protagonista, pero no, porque es tal la alucinación que me causó esta obra que tengo a mis espaldas, que se merece que descargue todo el protagonismo sobre ella. Platea abrupta, creación del año 2000, es claro ejemplo del trabajo de paisaje que lleva a cabo el artista catalán Perejaume desde principios de la década de los noventa del pasado siglo, en el que introduce elementos y objetos que nada tienen que ver con el concepto tradicional del paisaje, transformando la naturaleza en artificio gracias a la manipulación informática.
Y éste es sólo uno de los territorios creativos en los que se mueve Perejaume, autor polifacético, dominador de una gran variedad de medios y lenguajes. A partir de una raíz conceptual, ha abordado diversos recorridos por la pintura, el paisaje, la representación y la creación poética proponiendo un punto de vista diferente para desmontar los hábitos convencionales de apreciación de la obra de arte.
He seleccionado Platea abrupta para esta conferencia por muchas y diversas razones, la mayoría de ellas porque se identificaban o tenían cercanos paralelismos con mi profesión, que para mí es mi vida, y especialmente con mi papel de periodista cultural. Y además, la historia de esta obra es apasionante, vinculada a una de las instituciones culturales más importantes de España, como luego veremos. Pero no quiero adelantarme a los acontecimientos.
Empezando por los paralelismos que apuntaba, la fotografía como género artístico y los fotomontajes realizados por ordenador como especialidad han ido creciendo en los últimos años, en paralelo a mi carrera, y es un género moderno con el que me siento muy identificado. Sólo hace falta echar un vistazo a la programación de las galerías o de las ferias de arte para darse cuenta de que la fotografía ha crecido en cantidad, calidad e importancia y está recortando distancia a otros géneros más clásicos como la pintura o la escultura.
En esta imagen construida por el polifacético artista catalán Perejaume sobresalen esas butacas rojas, esa platea, esas tribunas de un teatro sacadas al exterior, a un terreno abrupto, algo que desde el papel de periodista de una sección como Cultura, intentas hacer todos los días, acercar la cultura, sus actos y sus personajes a la calle, abrir las puertas de un mundo tan mágico, promocionar un ámbito al que creo que en este país no se le otorga la suficiente importancia en relación con muchos otros lugares de Europa. Si sólo uno de los que están aquí ha asistido a esta conferencia porque lo ha leído en el periódico, mi –nuestro trabajo– ya tiene sentido. Esa es mi ilusión diaria, la llama que separa y aleja la monotonía del trabajo cotidiano.
Las butacas de esta platea parecen haberse liberado de las paredes entre las que suelen estar instaladas, han perdido su ubicación y utilidad habitual, se sienten libres. Libertad, otra característica intrínseca al fundamento del periodismo, a su esencia, a su razón de ser, aunque muchos episodios del periodismo ‘moderno’ están recluyendo a la libertad a un plano secundario en favor de intereses políticos, intereses económicos, intereses personales... Por fortuna, la cultura es un apartado que se ‘salva’ con más comodidad de todos esos intereses que otros géneros. Total, como ‘sólo’ interesa a cuatro locos...
La fotografía también es retrato de la realidad, del más apasionante de los géneros, que es contar lo que pasa a tu alrededor, pero aquí Perejaume juega con la realidad, la modifica, la tergiversa a su manera, cosa que hacen muchos otros en ámbitos de la vida en los que el juego no tiene sentido. Ni gracia. Los nombres y los cargos los ponen ustedes, que a mí se me acabaría el tiempo. No hace falta mucha imaginación. Por desgracia, también hay periodistas. Más bien, personajes que se cuelgan ese título como etiqueta.
Para conseguir esa modificación de la realidad, Perejaume juega con un concepto moderno que es la tecnología digital, que ha despojado a la fotografía tradicional de su carácter documental y rompe definitivamente esa conexión existencial, hasta ahora indisociable, con su referente. Los medios audiovisuales comienzan a diluirse, en tanto que disciplinas autónomas, y empiezan a compartir entre sí procedimientos comunes de manipulación y tratamiento de imágenes. La tecnología digital aporta una serie de características comunes a todos esos medios tradicionales de producción de imágenes y, a su vez, su propia naturaleza la hace diferente a todos ellos. Todo ello está produciendo un proceso de hibridación entre disciplinas, una especie de poligrafía digital que permite combinar procesos y comenzar a borrar los límites entre ellos. Como ocurre, también, en el periodismo, en donde la hibridación de secciones, estilos y géneros ha roto las barreras y ha convertido a los periódicos, programas de radio y televisión en un buzón de sastre, donde cabe todo, con sus evidentes ventajas y desventajas.
La fotografía siempre acompaña los textos de un periódico, no tendrían sentido de forma independiente la una sin la otra, y forman una relación indisoluble, pero también enfrentada. Los fotógrafos luchan por dar las fotos lo más grande posibles y los periodistas nos afanamos por rebañar sus dimensiones para ganarlas en líneas a través de las que poder explicar la noticia. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, yo utilizaré la jerga popular y ‘arrimo el ascua a mi sardina’ porque pienso que mil palabras bien valen una foto a su lado.
Esta Platea abrupta de Perejaume es fiel reflejo de la gran variedad de medios y lenguajes en los que se asienta su múltiple, prolífica y variada creatividad. A partir de una raíz conceptual, ha abordado diversos recorridos por la pintura, el paisaje, la representación y hasta la creación poética, proponiendo un punto de vista diferente para desmontar los hábitos convencionales de apreciación de la obra de arte. Variedad de medios y lenguajes decía, algo a lo que también debemos estar habituados los periodistas. Porque aunque en mi caso particular la mayor parte de mi trayectoria ha estado vinculada a la cultura, debes estar preparado para trabajar en cualquier tipo de sección, medio, o abordar cualquier tipo de noticia. Somos periodistas, no periodistas de... No en vano, los domingos por ejemplo, mi lenguaje se tiene que mutar hacia la sección de deportes.
Podría seguir sacando paralelismos porque hay muchas cosas implícitas a este fotomontaje que creo se asemejan a mi profesión. Paralelismos que seguro que el autor no comparte. O sí. Seguro que Perejaume tuvo y tiene una concepción, una visión de esta Platea abrupta totalmente distinta a la mía. O no.
Vamos a preguntárselo. Porque yo no me podía ir de esta conferencia sin realizar al menos una pregunta. Ya os avisé de mi tendencia a colocarme al otro lado de la mesa. Nacido en Sant Pol de Mar, en 1957, Perejaume, vinculado a las poéticas vanguardistas de Joan Miró, Antoni Tàpies y Joan Brossa, y a estéticas locales como el paisajismo catalán del siglo XIX, realizó esta Platea abrupta para decorar los ocho medallones del techo y los tres plafones situados sobre el arco de proscenio del Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Nada más y nada menos. El proyecto de Perejaume fue el ganador de un concurso público realizado en el proceso de reconstrucción del foro barcelonés tras su último incendio en 1994. El incendio del Liceo y su posterior reconstrucción inspiraron a Perejaume diversos textos literarios, como el que, con el título ‘Platea abrupta’, le sirvió para presentar el proyecto de decoración del techo. «En el incendio de 1994, el teatro cubrió todo el país, se extendió a través de aquellos minúsculos pigmentos de ceniza que devolvían las más variadas escenografías a sus lugares de procedencia. El cielo sombrío de la noche llevaba un sinfín de fragmentos de teatro en suspensión y los dejaba caer a puñados (…)», explica un genial Perejaume, reconocido con el Premio Nacional de Artes Plásticas de 2006 –el mayor galardón posible en España– precisamente un día después de dedicarle esta conferencia. Así que, apenas unas horas después, se convirtió de nuevo en mi protagonista, en este caso de mi trabajo diario. Y reforzó aún más la idea de que mi 'alucinación' había tenido unos 'síntomas' más que justificados.
Combinando técnicas fotográficas, pictóricas y de tratamiento por ordenador, el autor inserta las antiguas butacas del teatro en un paisaje montañoso, un «Pirineo confortable» donde sentarse e imaginar. El autor mimetiza la platea reproduciendo las butacas rojas aterciopelado plantadas como si de vides se tratara sobre un paisaje surrealista sinuoso de colinas teñidas de rojo. «La propia disposición física de la sala del teatro, con las diferentes plantas una sobre otra, como si de estratos geológicos se trataran, me recuerda un paisaje pirenaico y es ese paisaje el que junto con el propio teatro me inspiró», matiza Perejaume. Un concepto abrupto que no sólo hace referencia de forma conceptual al paisaje físico de la sala del Liceo, sino también a su memoria como teatro, con los dos incendios, 1861 y 1994, y la bomba que un anarquista tiró en platea en 1893.
Y este enorme teatro con plateas apaisadas, montañosas, abruptas, que salió a la calle, que se extendió infinitamente a través de las cenizas del incendio, volvió a recluirse en el nuevo teatro reconstruido del Liceo, en la platea mimética. Perejaume incorpora a sus pinturas la memoria del propio teatro y la ubica en el techo, su cielo. Unas sillas en el techo. Increíble. Y lo hizo como testigo directo del pasado, presente y futuro del histórico teatro y como signo de libertad de las artes, algo de lo que no siempre pudo disfrutar este emblemático edificio a lo largo de su ya larga historia.
Esta es la visión del autor. Antes yo aporté la mía. Ustedes habrán sacado sus propias conclusiones sobre las diferencias y similitudes entre su visión y la mía. Y seguro que cada uno de ustedes también tienen otra visión totalmente diferente a la mía. Y a la suya. Seguro. O no. Y seguro que otra persona que no es periodista hubiese realizado una conferencia totalmente diferente. O no. Seguro que otro periodista hubiera enfocado esta intervención de forma totalmente diferente. O no. Pero esto creo que es precisamente lo más grande del arte, que sugiere más que enseña. Es una de los pocas afirmaciones tajantes que me atrevo a aplicar al mundo de las artes plásticas, tan genial y tan ambiguo a la vez: te sugiere, te permite la oportunidad de imaginar, de interpretar, de soñar, de transformar, de tener tu propia realidad de una misma cosa, tan diferente y tan perfectamente posible a la de otro en una convivencia universal... Una sugerencia sublime, única e incomparable, seas especialista en artes plásticas, como Perejaume, o no, como yo.