Exposición

El arte que conecta

El Museo del Prado en Santander

13.11.2024 - 08.12.2024

MAS, c/ Rubio 6


Exposición

JOSÉ GALLEGO

Dibujos transitivos

25.10.2024 - 12.01.2025

c/ Rubio 6, Santander


Vista general de Iñaki Pinedo.

Evento/aluCINE

Iñaki Pinedo. "En la línea del horizonte"

26.11.2024 19.30h

Documental sobre Roberto Orallo


Vista general de Talleres didácticos

Evento/Talleres didácticos

Talleres didácticos

06.11.2024 - 19.12.2024

Noviembre y diciembre en el MAS


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Calendario de actividades

Publicado en la web un calendario con los eventos organizados en el MAS.

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Reapertura del MAS

El MAS reabre sus puertas después de las obras de reforma con una selección de sus mejores obras.

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Presentación libro "MAScolecciones2021. Catálogo sistemático"

Viernes 24 de noviembre de 2023

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Guillermo Balbona

GUILLERMO BALBONA

(Bilbao, 1962)

 

Poeta y periodista. Jefe de la sección de cultura de El Diario Montañés. Ha publicado poemas y artículos en revistas y libros colectivos. Autor del libro El abandono está lleno de rosas (La Sirena del Pisueña, 1994).

 

Trilogía de pensamientos y sensaciones tras una mirada, tras un cuerpo, tras un sueño de carne y deseo, aunque no haya razones (Desnudista)

 

PRIMERO. SINESTESIA.

 

            “Procedimiento que consiste en una trasposición de sensaciones, es decir, en la atribución de una sensación a un sentido que no le corresponde”.

            He visto el olor de muchas figuras....

            He oído la luz de muchos cuadros....

            En realidad lo deseable es ese vaciado luminoso, esa extenuación feliz y vital que nos reconcilia serenos e intactos; ese libro iniciático que nos libre de los disturbios más lacerantes; de ese ruido banal que se ha instalado como una sombra moderna pero absolutamente despreciable.

            Alucinar no, interrumpir en los sueños.

            Ser el Orlando furioso porque motivos siempre hay.

            Sería fácil justificar una elección o cabría decir una equivocación. Elegir es equivocarse, es errar, es fugarse. Ya no se mira un cuadro, ya no se mastica la pintura, ya no se persigue la complicidad del último latido.

Hemos sustituido la emoción por el guiño, la pasión por el rumor reconocible, la sensación por un sentido lúdico, por un, juego de iconos.

“Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones”, escribe el poeta.

Frente a la violencia letal de la estúpida guerra reclamo la ironía cruel, los aforismos del desnudo provocador, la sonrisa pornográfica que desvela tu mentira, la crueldad de esa verdad inalcanzable que asoma, poco a poco, instalada en la duda, pero certera y ansiosa por mostrarse en todo su esplendor.

            No se asusten. Aquí no es el desnudo fácil ni la carne fría del cuerpo sin prendas, sino una reivindicación de lo desvelado, una ruta mordaz del descubrimiento, o desde el retrato, una niña, mujer, madre, vieja que sonríe porque nos ha descubierto.

            Hemos perdido la capacidad del asombro, el latido sutil del alumbramiento, el pensamiento, la convicción, la asunción de que para vivir es preciso ser desgarradura.

 

            “El olor de tu sexo en mis dedos dura más que el Must de Cartier”.

Tú querías que el placer fuera salvación y el placer fue condena.

            “Ayer eché a la musa por su mal comportamiento”, y como estamos en un mercado, ahora vayamos con el anuncio publicitario:

            “Se busca musa. Abstenerse flacos, resentidos, travestidos y envidiosos.

            Sueldo escaso

            noche de amor intenso

            y libro como hijos”.

 

SEGUNDO. DESNUDISTA...NUDISTA...NUDISMO

 

Actidud práctica de quien sostiene que la desnudez completa es conveniente para un perfecto equilibrio físico e incluso moral.

Si se fijaran mucho en la desnudista (la que desnuda, el que la desnuda, el desnudador que la desnude...).

Si se fijaran, digo, al mirar su boca uno se come las vocales, al bajar a sus pechos los pezones son ojos delatores y al descender al pubis surgen murciélagos de muerte, porque ambos, sexo y muerte, se reproducen en sus batallas opuestas pero necesitadas.

Y si se detienen aún más sobre el lienzo, sumergidos en fondos planos y en la frialdad de los colores, todo es maquillaje, o sea todo es apariencia.

Así, uno se ve obligado, como en la sociedad, a desnudar el desnudo, a quitar el vestuario innecesario, las manchas de la psicología barata, el nivel de la hipocresía, las pestañas de la simulación, el polvo de lujo que cubre el verdadero desnudo de esa vida silueteada en el lienzo, como todas las nuestras.

            Aprended a valorar las actitudes injustificadas, los gestos inexplicables, las acciones infundadas, el entusiasmo absurdo....

No busquéis el principio de una cosa, la causa, el motivo. Que el abandono surja de un sacrificio espontáneo, más allá de la alegría y del dolor. Cuantos menos motivos tengáis para justificar un acto, tanto más generoso y puro será. El acto absurdo es la expresión de la mayor de las libertades.

Y luego está la necesidad de llorar por todo lo que no hemos vivido el anhelo de derramar las lágrimas por todas las sonrisas reprimidas, la inclinación a destruirnos por tantas serenidades perdidas, el entusiasmo por un ser y el pesar de no haber desaparecido con él.

            Aquí no hay deleite ni mera contemplación, sino golpe de crítica, descaro, desesperanza risueña, ácido cuerpo como paisaje cotidiano, danza, dolor que intuimos, amargura enérgica, temor a ser finalmente descubiertos.

Uno tiene deseos de desenvolver este paquete de cinta roja como un regalo envenenado, o quitar la etiqueta de “Martín Sáez, 1975”, porque allí está el artista y con él mi emoción para entablar así una conversación con esta supuesta prostituta anónima que no es tal, sino el reflejo de cada uno de nosotros en su amarga soledad.

            Pienso en Giotto y Tiépolo, pero también en la dualidad de descubridores y protegidos de protegidos y descubridores.

            Recuerdo a Frida Kahlo y Diego Rivera

            a Man Ray y Lee Milller

            a Marie Laurencin y Apollinaire

            a Camille Claudel y Rodin

            a Leonora Carrington y Max Ernst....

interpreto los caprichos de esta dama sin timidez, ataviada de sí misma como una opción estilística y artística, es decir, como una opción de vida.

            “A veces soy como una puta en un mundo sin aceras”.

            De donde surge esas sonrisa forzada de esta heroína, ángel o demonio, serpiente tentadora, Eva de un Durero desmayado, Gioconda cínica, alma esperante de un Bosco herido, geografía de un esbozo interior que se nos antoja frágil, inválido, temeroso, brutal pero inseguro.

 

            Según el escritor Orville Schell, los eruditos chinos del periodo dinástico dividieron los textos históricos en dos géneros: las historias oficiales autorizadas u las historias extraordinarias o fábulas. Las primeras las escribían los triunfadores, las segundas procederían de recuerdos, tradiciones, rumores....

Esta señora nos cuenta las historias fluidas, el flujo de la vida cazada al vuelo, las historias incivilizadas de vida o muerte llevadas al límite.

Acaso su silueta, como todas las nuestras, sea un temblor telúrico, una conexión con la tierra que demasiadas veces ha perdido la comunicación. Mirándola a ella me certifico en que todos somos extranjeros, en que la soledad oscura acecha como un desafío para reiniciarnos.

 

Y TERCERO. HIPOCRESÍA. Fingimiento de sentimientos o cualidades contrarias a las que verdaderamente se tienen....

 

            Qué sucede en las entrañas del mundo, en el pulso de la actualidad.... lo probable es ese riguroso infarto de las cosas pequeñas, enterradas por la malicia en la apariencia, por el juego de poder, por la violencia de una pesadilla permanentemente amenazante que nos acecha, que nos muerde la intimidad.

 

            Qué ternura resguarda su experiencia, qué desdichado episodio encarna esta figura que tiembla en color y esconde sus sentidos en blanco y negro.

            A la sombra del anonimato aflora primario un trozo de vida. Somos ese desnudo involuntario accidenta, que se desmaya frente a las palabras inseguras y que persigue la pureza interior del susurro y la sinestesia más lograda: la soledad sonora.